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Estamos hechos de palabras.

Palabras que hemos escuchado, hemos dicho, hemos tratado de olvidar, hemos querido decir, hemos vuelto a pronunciar.

Hechos de una historia más narrada que vivida. Porque nuestra historia no es nuestra historia, sino lo que contamos de ella y, así, terminamos convencidos de que es la nuestra.


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lunes, 25 de octubre de 2010

Decir adiós es un sofisma


VIERNES 12 DE MARZO DE 2010
Decir "adiós" es un sofisma
He dicho adiós a tanto y tantas cosas...
he dicho adiós, por ejemplo, a ciertas amapolas,
a unos jazmines que no llegaron,
a la primera versión de la dulzura,
a tierras que amé,
a ríos que no crucé ni cruzaré.
He dicho adiós en los andenes,
en las veredas,
detrás de los cristales,
al borde de escaleras,
al otro lado de las almohadas.
He visto por última vez
las Sierras de la Ventana,
La Isla de los Patos,
La Plaza del Sol,
Las sombras largas en un campo de golf en cuyos postes
mil lechuzas anunciaban noche en Villa Allende.
He querido creer que me despedía en ese adiós y
simplemente se trataba de una letanía
repetida como un mantra, como una plegaría,
como una memoria
que todo lo devuelve,
que todo lo conserva y
que nada desecha.
Yo, como tantos, he dicho adiós
pretendiendo que la palabra se llenara de olvidos...
Ahora, acaso, recuerdo tanto o más cada adiós
y cada uno de los olvidos.

ENTRADA ORIGINAL y COMENTARIOS: http://lunaalreves.blogspot.com/2010/03/decir-adios-es-un-sofisma.html

domingo, 10 de octubre de 2010

Lo que nos queda...

Lo que nos queda

No es más que lo que hemos sido
Y entregado y dicho.
Es un recuerdo de aquel paraíso,
Un dibujo que hicimos de niños,
Una presencia de sueños que soñamos
Y aún no cumplimos
Y esperamos.
Es una víspera de navidad,
Un atardecer antes de reyes,
El insomnio previo al beso aquél,
Una noche en vela
Luego del amor pronunciado
Y desvelado
Mientras tu imagen pretende recordarse
En presente
Para evitar extrañarte
cuando lejos te sepa.
Nos quedan las primeras lluvias de otoño,
El hastío de soles y arenas,
Un café sobre la mesa
Que espera palabras otoñales
Que también despierten
Ciertas cosas dormidas
En la mesa
De luz y sombra
donde ahora
Duermen libros de siempre
Que leo como por vez primera.
Mares de corales y algas verdes y moradas,
Viñedos de montañas itálicas,
Castillos de piedra negra,
Vías romanas hacia el Coliseo
Por donde caminamos como de parto,
O nacimiento.
Fontanas donde aún
Arrojamos tres veces nuestros deseos,
Piedades que nos silencian,
Panteones que nos exaltan,
Circos donde no hubo ni habrá payasos.
Lo que aún no soñamos,
Los rostros que no conocemos,
los amores que todavía no inician,
el amor que no se va
aunque invoquemos su adiós tantas veces…
La tierra nuestra a la distancia,
Nuestra tierra otra vez de cerca,
La tierra nuestra
Portada en guijarros
Como campos enormes y eternos de esencia.
Las voces comprensibles de los que amamos,
Mi voz diciendo, una vez más, te amo.
Tu voz diciendo “siempre”,
Sus voces narrando un día ausente
De la memoria, de nuestro calendario,
De nuestra idea de vida, de línea
Y de espacio…
La mancha de humedad contra la que peleamos a diario,
Los ojos de la madera que nos miran desde el techo,
Los pájaros que despiertan los cansancios,
Las mareas que traerán agua nueva,
Las noches que se llenarán de palabras
Dichas al borde de las lechuzas.
Los cometas que no volverán prontamente,
Las luciérnagas que se apagarán
Frente a farolas nuevas.
Pisos de ladrillo
Sobre las toscas viejas
Y las raíces de niños que hemos sido y serán
En esta primavera de otras tierras.

Lo que nos queda,
Lo que nos queda…

M. P. V.