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Estamos hechos de palabras.

Palabras que hemos escuchado, hemos dicho, hemos tratado de olvidar, hemos querido decir, hemos vuelto a pronunciar.

Hechos de una historia más narrada que vivida. Porque nuestra historia no es nuestra historia, sino lo que contamos de ella y, así, terminamos convencidos de que es la nuestra.


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viernes, 12 de noviembre de 2010

El último día



Yo creo que enloquecer
Es sólo una decisión
Que estoy demorando un poco.
Creo que bastaría con decir:
“Hoy fue el último día,
Mañana despertaré en otro plano
Lleno de margaritas silvestres
Y limoneros con azahares perfumados
Y tendré violetas en el cabello,
Más largo que siempre,
Y sonreiré de ver cómo el cielo es rosa al mediodía”.
Yo creo que alcanzaría con firmar el último contrato
Con el desgaste de los días,
Con las horas vacías,
Con los segundos de hastíos profundos
Y soledades abismales
Y desconciertos ante la hipocresía
Y rubricar con lacre y trementina
El instante agónico de la espera
que ha perdido todo sentido
y me rasga con dedos sutiles y uñas ásperas
mientras me veo aquí, tan volcánica y sin lava,
tan sin Pompeyas para tapar con nauseas etneas…
Creo que la locura
Será siempre un destino complaciente,
Como los imposibles o las pesadillas.
Creo que mañana por la mañana
Sería un buen día para decir Basta
Y darle una canción de cuna a la niña
Que vuelve a esperar y sueña
En algún campo de Saavedra,
Bajo las palmeras descascaradas de un parque que huele a laurel,
Sobre la higuera con gotas de miel.
Voy a bañarme en el agua del tanque,
Voy a recoger verbenas,
Voy a besarlas a ellas,
Voy a amarlo entre sábanas rosas-naranjas,
Voy a olvidar que he pretendido,
Voy a fingir que no he querido
Sentir estos deseos de ser otra
O yo misma
O yo entera: la que soy, la que ha sido, la que han visto…
Mañana será un buen día
Y será otro día.

M. P. V.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Ha nacido un niño


Y tuviste a tu hijo y yo estaba en Inglaterra...


Ha nacido un niño
entre las verdes colinas
del Castillo de Sarum.
Ha nacido mientras
un halconero echa a volar
su ave con patas de cascabeles
y un setter rojizo nos entrega
sus orejas para la caricia...
y ha nacido en un atardecer
tempranamente inglés mientras
ancianas de ojos transparentes
caminan por el césped y
sus cabellos blancos
encienden de rojo
sus pieles rosas.
Ha nacido un niño
y "trema" el agua del río
y los cisnes hunden sus cabezas
a pesar del frío
y el río sucede por debajo
de la ciudad medieval y yo
camino, a la distancia, pero
a tu lado y
pienso en "aguas rotas"
y en llantos nuevos y
en cielos de niebla
y en manos tiernas...
Ha nacido tu niño y,
mientras, miro el valle de Salisbury
y me encandila el verde
y los techos musgosos se asoman
entre robles ya rojos, ya dorados y
entonces suena la campana de la catedral
y anuncia horas nuevas.
Horas distintas e idénticas:
una mujer argentina, en Inglaterra;
otra, en la Bahía en primavera
con un niño en los brazos que espero
y me espera.

M. P. V.