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Estamos hechos de palabras.

Palabras que hemos escuchado, hemos dicho, hemos tratado de olvidar, hemos querido decir, hemos vuelto a pronunciar.

Hechos de una historia más narrada que vivida. Porque nuestra historia no es nuestra historia, sino lo que contamos de ella y, así, terminamos convencidos de que es la nuestra.


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martes, 13 de septiembre de 2011

Decir adiós es tan difícil como ser abandonados

“La felicidad no se experimenta, se recuerda”
León Tolstoi


Es una pena que me mires con ojos de adiós y olvido. Ni vos ni yo creemos que sea posible. Por vez primera la prosa, entre tanto verso perdido, porque el “adiós” no merece un poema. No el adiós en primera persona: no el tuyo, no el mío.
No se duerme antes ni durante el fin, se concilia el sueño después, como luego de las pesadillas, como luego de una cirugía mayor cuando el cuerpo, finalmente, comprende que puede dejar de esperar el alivio.
¡Cuánto hubiera deseado ser mezquino! Precipitar en los otros el deseo de mi distancia… . En cambio, he sabido amar, he logrado ser amado, he sabido caminar entre tinieblas y hacer de este final algo tan doloroso entre vos y yo. Alcanza? No. Ni a vos, ni a mí, ni a ellos. A nadie. Por eso esta pena me acompaña a todos lados, camina a mi lado hace años y se apaga con las luces de los veladores o la televisión encendida; con el rumor de la vida que crece en torno; con los atardeceres de Venecia; con las noches junto al Jónico dormido; con la idea de tu cercanía… o la mía.
Anestesia, le llaman a veces a la ausencia de dolor. Anestesia, le dicen algunos, a la falta de felicidad o intensidad. Pero era el dolor quien, a veces, me mantenía vivo. Vale la pena? Vale esta nada? Vale?
No sé, amor. No sé nada. Quisiera simplemente regalarnos un instante en claridades artísticas que diga: Hoy somos felices, no es cierto, amor? Y que nos miráramos felices (ya sé que no nos gusta esta palabra tan gastada) y percibiéramos que todo ha sucedido sin dejar huella. Impronta, huella, seña, marca. No puedo reescribir esta idea que está en todos y no me da tregua.
Hagamos de cuenta que este adiós es el comienzo. Es un gran adiós, cierto? Por qué solo los grandes comienzos cuentan? “ Yo la quise, y a veces ella también me quería…” dice Pablo, el de Temuco. “Pero en noches como éstas”…. sigue diciendo Neruda; y ya no es el amor su motivo, sino el adiós.
Ay, vida, que no encuentro nada que me calme! Que nada me hace sentir bien! Que te quiero y esto, aunque no lo creas, es también amor.
Por qué no nos han enseñado que decir adiós es tan doloroso como ser abandonados, o no?
M.P.V.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué triste y qué cierto!
Un abrazo, a como dé lugar!

Maria Paula Villanueva dijo...

Ey, qué rápido!
Recordar que NARRADOR no es lo mismo que ESCRITOR!
Como no has firmado no sé quién eres, pero no olvides aquella premisa de la literatura. Yo estoy bien. Ok?
Besos!

monicalvarez dijo...

El adiós de la muerte de un ser querido es un adiós tan irrevocable que duele físicamente.
Por experiencia es el peor.Nada lo reemplaza.

Saludos desde Chile

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

Cuando uno vive esta experiencia, creo que a todos nos ha pasado, es tan difícil, casi imposible, conseguir expresarse, soltar la correa de las emociones atadas. Aún siendo ficción expresa una ruta por la que todos hemos pasado, no cuesta nada identificarse con tus palabras.

Un abrazo.

Maria Paula Villanueva dijo...

Mónica: yo lo sé! Tristemente lo sé...

Maria Paula Villanueva dijo...

Querido poeta Goathemala: Nunca cuesta identificarse con aquello que es universal, cierto? Hay algo más universal que el adiós? Sea de la naturaleza que fuera?
Gracias por tus palabras, como siempre sabias!

Anónimo dijo...

"No se duerme antes ni durante el fin, se concilia el sueño después, como luego de las pesadillas, como luego de una cirugía mayor cuando el cuerpo, finalmente, comprende que puede dejar de esperar el alivio"...(tal vez es el momento de dormir...)
Besos amiga!

Anónimo dijo...

siempre tan atenta, tan preocupada y ocupada, tan compañera...
te quiero mami!
Cori

Anónimo dijo...

El dolor nos mantiene vivos, es cierto. Crecer debería de ser algo parecido a comprender que se puede estar vivos y sanos, también.
La adicción al otro nos saca siempre salud para entender la vida.
Paula, siempre sabia, te extraño!
Vick

Anónimo dijo...

“Y lo repito una vez más: he vivido por la alegría. Por la alegría he ido al combate y por la alegría muero. Que la tristeza no sea unida nunca a mi nombre”. Julius Fucik, escritor checo, poco antes de ser ejecutado por la Gestapo.
Calma en la antesala de las tinieblas... Calma en la antesala...Calma

Maria Paula Villanueva dijo...

Ay, si supiera quién sos, anónimo último... Cómo me gusta la apropiación de la lectura y las intertextualidades que surgen!!!
Gracias por tu cita, gracias por tus palbaras°

Anónimo dijo...

Soy "anónimo último" madame. Bueno, en realidad soy una especie de gnomo-duende que "...en los largos días estivales, ayuda a los insectos que nacen a las 9 de la mañana para morir a las 5 de la tarde, a que puedan comprender el sentido de la palabra noche". También suelo advertir a los que nunca conocieron el amor, los riesgos a que se exponen si llegan a aventurarse en tales menesteres...
Como bien dice vuestra merced, es maravilloso "apropiarse" de lecturas e imágenes que, sin ser propias, brillan por su belleza y exceden a quien las expresó originariamente, esta intervención es un ejemplo de ello. Le agradezco la atención dispensada a mis palabras y la saludo atenta y respetuosamente. Anónimo último.
http://www.youtube.com/watch?v=1EPhsEC4KXQ

Anónimo dijo...

"LOS JUGETES PODEMOS VERLO TOODO". (TOY STORY)

Mami el texto es hermoso, muy cierto.

Te quiero.

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